Los tipos cero han llegado para quedarse. Esto no es ninguna novedad pero, ¿has pensado qué significa más allá de que no se remuneren nuestros depósitos y que las hipotecas estén baratas?
Desde el punto de vista macroeconómico la perspectiva no es buena, ya hay voces anunciando una ralentización de la economía. Esto ya nos suena de cómo empezó allí por 2008…pero la situación no es la misma que entonces. Ahora, los tipos en mínimos y la barra libre de liquidez dejan al Banco Central Europeo (BCE) sin capacidad de reacción para reactivar la economía en caso de que sea necesario. La bajada de tipos busca estimular la economía, lo mismo que el crédito barato. Ambas medidas han demostrado ser eficaces en manos de un generoso Draghi, pero sin esta posibilidad, no nos podemos encomendar al BCE para resolver nuestros problemas estructurales.
Por si fuera poco, las materias primas, lejos de bajar, están subiendo y afectando de especial forma a España. Al depender de terceros con respecto al crudo, y ser un país exportador de materia prima, esta situación no va a ayudar a que seamos más competitivos ni a aligerar la presión sobre las cuentas públicas y el bolsillo del ciudadano.

Preparados, listos… ¿Aumento de tipos?
El anunciado y tradicional aumento de tipos para 2019 que se suele usar para combatir la subida de precios, en un contexto de ralentización, puede resultar incluso perjudicial. Sin embargo, lo que sí ha hecho la política de tipos bajos y la “barra libre de liquidez” es permitir que los estados se puedan endeudar, pasando en pocos años en España del 40% en 2008 al casi el 100% del PIB actual.
Durante la última década la regulación y el control del BCE, a instancias de Basilea III, ha obligado a los bancos a estar preparados para soportar escenarios de crisis y a anticipar cualquier posible situación de riesgo. No parece casual que el regulador se haya puesto especialmente estricto con el control de la liquidez justo cuando el BCE ha estado inyectando grandes cantidades cash a la economía, y haciendo posible el acceso a esta financiación con su política de tipos bajos ¿no?
En el ámbito de gestión de liquidez precisamente, los ratios exigidos por el regulador, siguen de cerca las oscilaciones del colchón de liquidez, así como la calidad del funding de los activos.
En el Banco Santander incluso, el LCR (Coeficiente de Cobertura de Liquidez) se calcula de forma diaria con carácter de gestión, lo que permite detectar cualquier posible caída por debajo del nivel óptimo. En concreto, el LCR busca imponer un ratio mínimo de corto plazo que garantice que el Banco cuenta con activos necesarios para hacer frente a un escenario de tensión.
Las plantillas regulatorias se han endurecido y refinado con las nuevas métricas ALMM y Asset Encumbrance, que sustituyen a los antiguos ELBE que se envían a Banco de España.

El turno del Big Data
Para poder generar toda esta capa de reporting regulatorio, se ha tenido y se sigue teniendo que invertir en tecnología, la cantidad de información necesaria y la inmediatez que demanda el regulador hace muy complicado a las tecnologías tradicionales soportar unos tiempos de respuesta tan exigentes que permitan en base diaria la revisión de esta información por el usuario y su posterior envío al Regulador.
El Big Data y en concreto la capacidad de cómputo distribuido y los lenguajes de programación como Spark en los motores, permiten aligerar y reducir el tiempo de procesamiento de forma exponencial. En el último año hemos desarrollado pruebas de concepto y proyectos que así lo confirman.
La apuesta por estas nuevas tecnologías parece un must para dar cobertura a estos requisitos del regulador, lo que nos permitirá dedicar menos tiempo y esfuerzo al reporting de la información y más a la gestión y análisis de la misma.