Llega la hora de comprar un ordenador portátil y, salvo que estemos a la última en informática, no es difícil perderse entre un mar de siglas y tecnicismos a cada cual más exótico: convertible, ultrabook, SSD, IPS… . Al final uno llega a la tienda y acaba comprando el que tienen en oferta en ese momento, sin saber muy bien si es el portátil que realmente necesitamos.
En este artículo vamos a intentar daros algunas orientaciones básicas para que vuestra elección sea lo más acertada posible. ¡Vamos allá! 🚀
¿Estás buscando portátil nuevo? Como informático, te aconsejo que pienses en estas 8 cosas para decidir cuál comprar:
1. Una razón de peso
Cuando leemos las especificaciones de un portátil, siempre vemos que su peso está justo al final. Sin embargo, en nuestra lista particular queríamos ponerlo el primero porque nos va a ayudar muchísimo a limitar nuestra búsqueda.

Si valoramos la ligereza sobre todo lo demás y queremos una solución de menos de un kilogramo, tenemos dos opciones: ir a un portátil básico y económico como puede ser un Chromebook o tirar de presupuesto y elegir un modelo de alta gama donde hayan mimado al máximo su construcción para conseguir un dispositivo ultraligero (conocidos como ultralight o ultrabook).
Los Chromebooks están destinados a tareas cotidianas como navegar, escribir correos electrónicos y editar documentos. Funcionan con un sistema propio basado en Linux y suelen tener una pantalla más pequeña de lo habitual. No son aparatos potentes ni están pensados para grandes tareas, pero por el contrario suelen consumir poca batería y podemos encontrar modelos por menos de 200 euros. Se usan mucho en colegios e institutos, pero insistimos en que son muy muy básicos, tenedlo en cuenta.
Los de tipo ultrabook o ultrafinos no conocen límites en potencia, pero por desgracia tampoco en precio, por lo que debemos estar preparados para pagar por ese extra de ligereza, a veces de forma desorbitada.
💡 Nuestra recomendación es mantenerse en la horquilla de 1 kg y 1,5 kg, donde los precios son más comedidos y los pesos no suponen demasiada carga, nunca mejor dicho. Si os toca transportarlo a menudo, a partir de 1,7 kg seguramente empezaréis a arrepentiros de no haber elegido un portátil más ligero.

Y por supuesto, si el peso no es un factor a tener en cuenta, entonces el campo se abre a multitud de posibilidades, como pantallas de 17 pulgadas, tarjetas gráficas dedicadas, múltiples opciones de almacenamiento… Básicamente, lo que sería una configuración pro o gaming de alto rendimiento.
2. ¿Eres más de Mac o de otros PCs?
Este punto podría decirse que es más una elección personal que otra cosa. Existen muy buenos portátiles tanto en el mundo Apple como en el de Windows, si bien es cierto que de los primeros no encontramos malas opciones y sí en los segundos.
En líneas generales, los Macbook de Apple son portátiles muy bien construidos, con buenos componentes, muy apreciados estéticamente y con un sistema operativo muy robusto. De hecho, os invitamos a repasar algunas de sus innovaciones en este otro post. Su oferta de productos se renueva cada año y escoger uno u otro dependerá de lo que nos podamos gastar, pues como decíamos, todos son buenos. Pero en el lado negativo, aparte de su elevado precio, nos encontramos una oferta de software menor que para Windows y el hecho de que, indirectamente, tienen fecha de caducidad.
El sistema operativo se irá actualizando automáticamente y cada vez pedirá más recursos, de forma que, pasados unos años, asistiremos sin remedio a que nuestro flamante portátil ya no funciona tan fluido como antes. ¿Alguien tiene un iPad antiguo en un cajón por esta misma razón? De ahí la importancia de escoger un Macbook lo más reciente posible e intentar huir de stock sobrante de años pasados.

Los portátiles con Windows tampoco están exentos de esta degradación, pero siempre podremos decidir con qué sistema quedarnos e incluso proceder a actualizarlos con nuevas piezas (memoria, almacenamiento…). Cosa que no podremos hacer con las apuestas de Apple.
3. El procesador: ¿Intel o AMD? 🤔
Imaginemos que nos decidimos por un portátil con Windows. Pues toca decidirse de nuevo: ¿mejor un procesador Intel o un AMD? Ambas compañías llevan muchos años compitiendo por ver quién saca el procesador (o CPU) con más potencia y mejor arquitectura. Y eso es sano, pues incentiva la competencia y al final somos los usuarios los que salimos ganando. Bien, pero a lo que estamos: ¿Cuál elegir?

Hace unos años (muchos años) nos hubiéramos decantado por Intel casi sin dudar, pues AMD aún estaba luchando con problemas de compatibilidad tanto con Windows como con ciertos dispositivos. Pero hoy en día esto podría decirse que está ya superado y AMD produce procesadores equivalentes o mejores incluso a los de Intel. Y además más económicos. Así que decidirse por uno u otro es casi una cuestión de gustos.
En lo que sí hay diferencias es el modelo de procesador. De mayor a menor potencia, en Intel tenemos los chips Core i9, i7, i5, i3, Core2 Duo, Atom, Pentium y Celeron. 💡 Hoy en día, lo más recomendable es aspirar a un Core i7 o Core i5, salvo que el tengamos un presupuesto muy ajustado. Pero no solo hay que fijarse en eso, sino también en la generación del procesador. De eso nos dan una pista los primeros dígitos del código que aparece siempre al lado del modelo.
Por ejemplo, un i7-11850H corresponde a un procesador de undécima generación, un i5-5300U a uno de quinta, etc. Como Intel saca aproximadamente una generación por año, podríamos decir que los de la generación 11 corresponden a los lanzados en 2021, los de la generación 10 a 2020 y así sucesivamente. Así pues, prestemos atención a esos dígitos, ya que por ejemplo un procesador i5-11300H desarrolla más rendimiento que un i7-10810U, pese a que en teoría un i5 está por debajo que un i7.
En cuanto a AMD, de mayor a potencia tendríamos los chips Ryzen 9, 7, 5, 3, FX 8000-9000, FX 6000, FX 4000 y Athlon. Como antes, el siguiente dígito del modelo elegido nos dará una pista de la generación del procesador. Aunque en este caso no podemos hacer una correlación con el año de fabricación, sí nos sirve para compararlos. Así, un Ryzen 5 5600X será superior a un Ryzen 5 3600. 💡 Nuestra recomendación aquí sería intentar conseguir un Ryzen 7, o un Ryzen 5 si el presupuesto no lo permite.
4. Importante: Tener buena memoria 🧠
Está claro que cuanto más potente sea el procesador, más rápido será el portátil. Pero nosotros diríamos que la cantidad (y calidad) de la memoria –llamada RAM– es igual o incluso más importante para el rendimiento del sistema. Tened en cuenta que cuando la memoria de un ordenador se llena, el sistema suple esa carencia recurriendo al disco, lo que hace que todo se ralentice bastante. Sería algo así como si sumamos 3+2 de memoria o escribiéndolo en un papel.

Así pues, hoy en día es más que recomendable contar con 16 GB (gigabytes) de memoria RAM para no tener problemas. 💡 Si no nos llega el presupuesto, 8 GB sería el mínimo, pero al menos aseguraros de que el portátil permita aumentarla en un futuro con otros 8 GB adicionales.
Como en los procesadores, hay diferentes tipos de memoria RAM. La memoria DDR3 está por debajo en rendimiento que la DDR4 y ésta por debajo de la DDR5, aunque ahora mismo el precio de esta última es prohibitivo. También veréis que algunos portátiles incluyen la llamada memoria Intel Optane. Este tipo de memoria funciona adicionalmente a la RAM y actúa como puente entre la memoria y el disco, almacenando ahí los datos más frecuentes para llegar a ellos más rápido. Si nuestra futura compra cuenta con ella, mejor que mejor, pero si no, no es para nada imprescindible.
5. La pantalla: más allá de los píxeles
👨💻 Dicen que el tamaño importa, y en este caso tienen razón. Si vamos a pasar ocho horas al día mirando una pantalla, no tiene mucho sentido que sea de 10”. Y al contrario, si lo que queremos es un portátil que sea fácil de transportar y al que recurriremos solo de vez en cuando, elegir uno con pantalla de 17” significará mayor peso, mayor precio y menor duración de batería, ya que la pantalla es lo que consume más energía.

Así pues, para un uso más o menos normal, la virtud está en el punto medio, como suele decirse. 💡 Nuestra recomendación sería ir mínimo a 13” y máximo a 15,6”.
Pero no solo el tamaño define a la pantalla; también su resolución y tecnología. La resolución estándar a día de hoy podría decirse que es 1920 x 1080 píxeles. Las que vayan más allá se conocen como «retina» y ofrecen imágenes mucho más definidas. Si vamos a usar el portátil para tratamiento gráfico, merece la pena invertir en ese plus. Pero si lo destinamos a navegar o escribir, la mejora no compensa la inversión económica, ya que suelen ser pantallas muy caras.
En cuanto a la tecnología, encontramos varios tipos de paneles: LCD, LED, IPS y OLED. Los LCD están poco a poco en vías de extinción, así que mejor evitarlos si es posible. Los LED podríamos decir que son los que encontramos por defecto en muchos televisores. Los IPS son una variante de los LED y consiguen mejorar la representación del color y ángulos de visión.
Por último, los OLED consiguen colores muy naturales con gran contraste. Eso sí, tienen una pega importante: acaban dañándose si la pantalla está mostrando la misma imagen durante mucho tiempo. Así que si os decidís por una pantalla OLED, aseguraos de configurar bien vuestro salvapantallas para que os dure muchos años.

Por último, tenemos las pantallas táctiles. La mayoría de los portátiles que tienen pantalla táctil permiten abrirse casi 360° o incluso separase del teclado, convirtiéndose en el equivalente a una tableta (más pesada, eso sí). Son los llamados «convertibles» y suponen una opción muy interesante para quienes necesiten hacer anotaciones sobre la marcha o tener un aparato que no necesite una mesa para poder manejarlo.

6. Acelerando los gráficos 🧨
Muy ligado con la visualización, pero muchas veces en un injusto segundo plano, se encuentra otro componente esencial de un portátil: su tarjeta gráfica. Para traducir los datos en imágenes, ya sean ventanas, fotografías o vídeos, en teoría hace falta otro procesador y más chips de memoria. Decimos en teoría porque la mayoría de los portátiles lo que hacen es aprovechar la CPU principal para procesar los gráficos y utilizar parte de la memoria RAM del sistema para la misma tarea. Esto es lo que se conoce como gráfica integrada o UMA.
De esta forma se reducen componentes y se abarata el dispositivo. Pero como podéis suponer, también se reduce el rendimiento, tanto del sistema general como sobre todo de sus prestaciones gráficas, lo cual impide ejecutar correctamente tanto juegos en alta definición como herramientas que hagan uso intensivo de imágenes o vídeos.
💡 Lo ideal por tanto es contar con un procesador gráfico dedicado (GPU) y su memoria correspondiente (VRAM). No es muy amplia la oferta de los que ofrecen esta combinación, pero afortunadamente sí hay suficientes modelos para elegir, normalmente acompañados por tarjetas gráficas nVidia o AMD Radeon. Como decimos, imprescindible si el tema gráfico va a ser el uso primordial de nuestro portátil.

A medio camino se encuentran las nuevas CPUs que han lanzado tanto Intel como AMD, que incorporan circuitos gráficos dedicados dentro del procesador. Si leemos que el portátil cuenta con tecnología Intel Iris Xe o Ryzen 5000G, podemos decir que al menos la aceleración gráfica estará resuelta de forma mínimamente decente.
7. El almacenamiento ya no es lo que era
Los viejos y pesados discos duros rotatorios han dado paso a unidades de estado sólido (SSD), que son las que integran ya la mayoría de portátiles. No dudéis en contar con ellos porque sus ventajas son incontables: no poseen partes móviles (por lo que resisten a cualquier caída), consumen menos energía y necesitan menos refrigeración. Pero sobre todo son muchísimo más rápidos, ya que funcionan de forma similar a la memoria RAM, sin llegar a ser tan veloces como ella.
Dentro del mundo de discos sólidos también tenemos a los eMMC, más lentos pero más económicos, y a los nuevos nVME, que gracias a su tipo de conexión, tienen un rendimiento superior y apenas son un poquito más caros que los SSD, así que hoy en día son la mejor opción 💡.

¿Y qué podemos decir de la capacidad? Bueno, nosotros creemos que este apartado no es tan crítico como lo era antes. Hace unos cuantos años, si te quedabas sin espacio de disco, tenías que recurrir a grabar discos CD o DVD, o a memorias USB que ralentizaban todo. Pero ahora se trabaja mucho «en la nubeۛ», es decir, con almacenamiento remoto vía Internet. Así que, salvo que se necesite el espacio para instalar herramientas específicas, videojuegos de última generación o nos dediquemos a la edición de vídeo, no es fácil quedarnos sin disco. Y si eso ocurriera, los puertos USB y similares que incorporan los portátiles son lo suficientemente rápidos como para incorporarle una unidad externa donde almacenar los archivos que no necesitemos diariamente.

Y en cuanto a las unidades DVD-ROM internas que los acompañaban hace años, ya no queda ni rastro de ellas. Eso ha ayudado a reducir el peso de los portátiles y a que ya no cuenten con partes móviles, más allá del ventilador del procesador. Y algunos ni eso…
En definitiva, hoy en día podríamos decir que 256 GB sería el mínimo de almacenamiento SSD con el que deberíamos contar, pero si podemos permitírnoslo, vayamos a 512 GB o incluso 1 TB (que equivale a 1024 GB) 💡. La diferencia de precio tampoco es excesiva.
8. No te quedes sin batería 🔋
El último aspecto que nos gustaría resaltar a la hora de decidirse por uno u otro portátil sería la duración de la batería. Aquí, la cifra que nos ofrece el fabricante digamos que podríamos tomarla «con alfileres», ya que normalmente la miden en entornos poco reales; el ordenador encendido, con el brillo de pantalla al mínimo y sin programas ejecutándose. Aparte, hemos de tener en cuenta que, queramos o no, se irá degradando con el tiempo y en un año nos durará menos que recién comprada.

💡 Aun así, merece la pena revisar la capacidad con la que cuenta la batería, medida en miliamperios (mAh), así como su consumo, medido en vatios por hora (Wh). A mayor número de mAh, más independencia del transformador de corriente tendremos, pero también más pesado será el portátil. Y a mayor consumo en vatios, menos tiempo nos durará la batería.
Otros temas menores… ¡O no tanto!🧐
Existen otros aspectos que podrían determinar nuestra compra, pero normalmente ya responden a gustos personales o a necesidades específicas que tengamos. Entre estos se podrían incluir la resolución de la cámara web, la calidad de los altavoces, si la carcasa es de plástico o de aluminio o el contar con un touchpad con pantalla incorporada.

💡 Pero sobre todo, nosotros añadiríamos la importancia de recurrir a una tienda (física u online). Que nos ofrezca plena confianza y que cumpla sin agravios el derecho de desistimiento de los consumidores. Esa será nuestra última baza a utilizar si vemos que nuestra elección de portátil finalmente no ha cumplido las expectativas.
Esperamos de todas formas haber aclarado algunos conceptos con nuestra pequeña guía. ¡Ánimo y feliz compra!
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